Hace más de 2000 años hubo un producto muy suave y delicado que enamoró a muchos pueblos y por el cual…
…estos empezaron a comerciar con él como moneda de cambio.
Se originaba así la Ruta de la Seda, una red de rutas comerciales que comenzaban en Chang’an (actualmente Xi’an) en China y terminaban a las puertas de Europa en Constantinopla (actualmente Estambul). Todo el entramado de carreteras que conformaban la Ruta de la Seda se expandió durante siglos llegando a los 8000 km de comercio e intercambio ya no solo de seda sino de otros muchos productos como metales preciosos, telas, productos manufacturados… Hoy en día, el recuerdo de aquellas rutas, sus ciudades más importantes, la visita de los caravasares que servían de hoteles para mercaderes que aún puedan seguir en pie (cuando llegó a haber uno cada casi 30 km) nos supone uno o unos de los viajes más sorprendentes, enigmáticos e interesantes que podamos hacer.
La Ruta de la Seda cruzaba principalmente China, Kirguistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Irán, Irak i Turquía, aunque tuvo muchas ramificaciones por todos o casi todos los países de Asia Central que convergían en Uzbekistán.
Hoy empezaremos en China, pues ellos fueron los que descubrieron el secreto de la producción de la Seda y se podría decir que es a ellos a quienes debemos que hoy haya mucha gente que quiera viajar emulando los trayectos que originaron ellos con su producto, eran los tiempos de las dinastías imperiales.
Llegamos a Xi’an dónde empezaremos nuestro particular viaje de la Ruta de la Seda por China. Xi’an (antiguamente Chang’an) fue una de las ciudades chinas más importantes y antigua capital, hoy en día seria igualmente imperdonable no viajar a Xi’an y poder ver una de las atracciones más importantes que hoy día hay todavía en China, los guerreros de terracota, más de 8000 figuras de terracota enterradas en el mausoleo de Qin Shi Huang, sin duda una de las obras más imponentes del mundo junto con la muralla China. A parte de pasear por la ciudad para recorrer la muralla antigua de la ciudad para intentar empezar a respirar el olor del pasado para adentrarnos de pleno en la Ruta, tendremos que visitar el símbolo de la ciudad, la Torre de la Campana, una construcción perfecta para observar la antigua arquitectura China con su base de madera con tejas verde oscuro.
Una vez salimos de Xi’an pasaremos por Lanzhou, a orillas del rio Amarillo, una parada importantísima de la Ruta y donde podemos encontrar el Templo de Bingling, ni más ni menos que cerca de 700 estatuas budistas en 200 cuevas.
Saliendo de Lanzhou, llegaremos a Dunhuang, de parada obligatoria de nuestra Ruta e imperdible a lo lejos pues en ella encontramos unas dunas espectaculares, las dunas Mingsha, que dicen las malas lenguas que reproducen los sonidos que hace la arena, aunque sólo acercarnos a esas montañas de fina arena moviéndose con el viento seguro que nos silban el recorrido que tantos y tantos mercaderes recorrieron en el pasado. También podremos visitar las Grutas de Mogao, unas 500 grutas que excavaron los primeros monjes budistas que llegaron a China desde la India y que podrían ser 500 pequeños templos que aún contienen en bastante buen estado de conservación figuras, pinturas murales y manuscritos antiguos, sin duda una huella fantástica del paso de la ruta de la seda por esta ciudad situada en medio del desierto del Gobi.
La Ruta en China solía tener dos “salidas” importantes:
Jiayaguan, en la frontera con Nepal donde en el siglo 14 se construyó un fuerte que se considera el final de la Gran Muralla, y donde aún hoy podemos visitar el “paso de Jiayaguan” que fue creado para controlar la entrada de mercaderes a la Ruta en China.
Kashgar, en la frontera con Kirguistán, es la ciudad más musulmana de China, y un centro importantísimo de la Ruta pues a través de Kirguistán unía China con Samarcanda (Uzbekistán). Actualmente podremos visitar la mezquita Id Kah, la más grande de China, la tumba de Apak Hoja que concentra 5 generaciones de quien consideran el segundo profeta más importante después de Mahoma y uno de los lugares más sagrados de Xinjiang. De aquí, preferimos seguir nuestro viaje camino a Samarcanda, en una próxima entrega, no sin antes avisaros, si podéis visitar Kashgar un domingo para no perderos el mercado….
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