By |2023-04-04T07:07:39+00:004 de abril de 2023|Sin categorizar|0 Comments

Estábamos en Khiva, tocando casi la frontera de Turkmenistán…

y muy cerca de nuestro primer destino en este país, Kunya Urgench.

Aunque Turkmenistán es un país que está casi todo cubierto por el desierto de Karakum y la meseta de Karabil, en él podemos encontrar pocas ciudades, algunas de las cuales fueron importantes para la Ruta de la Seda.

Ya en Kunya Urgench, en su centro histórico aún podemos ver una mezquita, las puertas de un caravasar, mausoleos, fortalezas y un minarete de 60m de altura, es una ciudad que, aunque sea pequeña, quedaba enclavada en un punto importante de la Ruta que nos dirigía hacía las más imponentes e impresionantes ciudades de Ashgabat y Merv.

Merv, hoy llamada Mary, es quizás la más antigua y mejor conservada de las ciudades oasis de la antigua Ruta con lo que había albergado un montón de edificios importantes y diferentes, hoy aún podemos visitar el Mausoleo del sultán Sanjar y Kys Kala, que es un curioso Castillo sin ventanes de muralles redondeadas.

Cerca de la frontera con Irán y ya nuestra última parada de Turkmenistán encontramos su capital, Ashgabat, una capital muy nueva, del año1881, en ella, aunque podemos encontrar el Bazar de Tolkuchka y su Museo Nacional, es aún más recomendable un viaje hasta la cercana Nissa, ruinas del siglo III a.C.

Abandonaremos este a veces desconocido país, que quizás nos pueda parecer árido y vacío, pero es por eso por lo que es tan importante nuestro paso por él pues podemos visitar el resto de lo que fueron verdaderas ciudades oasis de la ruta de la seda, las ciudades que alimentaban cada parada de la Ruta.

Cuando entramos en Irán seguramente lo querremos recorrer todo entero, pero esto nos ocuparía un largo camino de nuestro viaje y nos desviaría de nuestro final perfecto de la ruta en Estambul, en otro momento volveremos a Irán y todos sus secretos, hoy nos quedaremos en tres de las ciudades más importantes para la ruta en su paso por Irán: Bam, Tabriz y Teherán.

Gracias a su perfecta ubicación, casi el punto medio entre Oriente y Occidente, Irán desenvolupó una gran industria textil que aún hoy vemos plasmada en sus alfombras y aunque Bam se desvía un puco al sur, fue tan célebre por su industria textil que no debemos perdernos su descubierta, aunque solo sea por pisar unos caminos históricos y disfrutar de las vistas panorámicas desde su fortaleza de adobe construida hace dos mil años y que todavía hoy sobrevive.

Estamos en Teherán, hoy capital del país y sin mucha relevancia histórica en la Ruta, aunque en ella recomendaría una visita al mercado de alfombras y, sobre todo, una pequeña incursión en el metro, que nos llevaría a Rei, donde aún hoy podemos visitar el Bazar de Rei, donde con solo volar un poco nuestra imaginación, aún podríamos ver las caravanas de camellos llegar, comerciar e irse. Como nos iremos de Teherán para llegar a Tabriz, donde veremos su enorme bazar cubierto donde seguramente podremos ver como se elaboran alfombras hechas con seda. Se dice que hace siete siglos Marco Polo definió Tabriz como la “mas hermosa de todas” las ciudades de la Ruta.

Aunque acabemos nuestra particular Ruta de la seda en Estambul, Estambul no era más que la puerta de Europa para la ruta, seria el inicio del periplo europeo, seguramente nos habremos dejado muchos lugares y seguramente pensarás que Turquía es más que Estambul, es por eso que un recorrido por la capadocia Turca para llegar a la capital del país, Ankara, nos servirá para entrar en situación, más por ver el paisaje de esa formación geológica única en el mundo que por la descubierta de la capital en sí, eso no será más que la puerta de entrada al final, Estambul.

Estambul, ciudad vieja y ciudad nueva, situada entre dos continentes, Asia y Europa, y entre un lado y otro del Bósforo, es la ciudad perfecta para un final de viaje. En su parte viaje encontramos casi todo lo que se puede esperar de un viaje, el palacio de Topkapi y su parque, la Mezquita Azul, la de Hagia Sofia, la de Süleymaniye… pero sobre todo por el Gran Bazar y el bazar de las especias, en ellos se respira, se escucha, se prueba, se toca y se ve todavía todo el esplendor de la Ruta. Estambul no te la acabas, pero nuestro viaje ya termina, y si quieres, terminamos encima de un ferry del Bósforo para observar las antiguas casas de madera de la costa, el palacio de Dolmabahçe y sencillamente sentarse, tomar un té y dejarse llevar.

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